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¡Qué frío hace esta noche!, menos mal que decidí  traerme una sudadera antes de salir de casa. Son la doce de la noche y empezamos la vendimia nocturna de blancos. Nuestra compañera está noche es  un “transformer“, como los de las películas, es decir, una máquina vendimiadora.

¡Es alucinante! verla trabajar porque hay que situar la espaldera justo entras las ruedas de la vendimiadora. El movimiento interior sacude suavemente las uvas, de forma que éstas se desprenden del racimo. Es como succionar la uva dejando el raspón en la cepa  sin dañar la planta.



Además, la vendimiadora lleva dentro dos tolvas donde va cayendo la uva y después cuando está llena se descarga sobre un remolque de acero inoxidable o en su defecto, recubierto por una lona. Cuando llega al final de la fila, tiene que girar ciento ochenta grados y…!a por la siguiente fila de cepas! A la una y veinte de la noche ya estamos rumbo para la bodega con siete mil kilos de charddonay de primera y bien fríos, a quince grados.

 
No todo se vendimia con máquina, las cepas más antiguas o las que están “en vaso” se tienen que vendimiar a mano.  En “vaso” es la forma que se llama un sistema de conducción en la viña.  Antiguamente se guiaba así, en vez de en espaldera  que es el sistema actualmente. 
 
La vendimia a mano es otro mundo, se necesita a gente para cortar la uva. Normalmente, son los mismos vendimiadores todos los años  y aunque os sorprenda, muchas son mujeres. Tal vez sea porque somos más cuidadosas en el proceso. ¡Puede ser!


Los racimos llegan a la bodega en cajas, como las de la fruta, intactas. Teniendo después que ser volcadas una a una en la tolva de recepción para procesarla. Como podéis imaginar es un proceso mucho más costoso y laborioso que el anterior, pero hay viñas donde sólo se puede vendimiar de esta forma debido a las dificultades del terreno. Este es el caso de zonas como Priorato y Ribera Sacra en España o el Douro en Portugal. La dificultad del terreno llega a ser tal, que la uva tiene que ser transportada con burros.
 
Arranca la vendimia de mil formar diferentes, siendo cada una de ellas toda una aventura. Aquí os dejo más fragmentos del poema “Aires de Vendimia” de José Manuel Monge.

Las uvas ya están maduras,
a punto de ser cortadas
con fríos filos de navajas,
serán recogidos por manos
sudorosas, pringoteadas,
pegajosas por el jugo
de la fruta acristalada.


  Yolanda Hidalgo | Enóloga