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Jugosas y apetecibles las gominolas del vino Nadir. Las caté como si se tratará de un vino para así disfrutar más de ellas. Primero la fase visual. Las de rosado de color rosa pálido, son más compactas al apretarlas entre los dedos. Se resisten a deformase, sin embargo, las de tintos de color rubí, casi se deshacen en las yemas. Y todas bañadas en brillantes cristales de azúcar blanca. ¡Delicioso! Irresistibles el probarlas, pero antes hay que tener paciencia, esperar  a lo que nos dice el olfato. Las de vino rosado apenas huelen a fruta al igual que las de tinto.
 
Ya podemos pasar a la fase gustativa y elijo a las rosas y al masticarlas,  se siente cortar con los dientes una lámina fina, que se saborea lentamente deshaciéndose en la boca. Enseguida los recuerdos de arándanos,  de la fruta roja y ese dulzor que se queda en la punta de la lengua. Las de tinto se deshacen al mismo tiempo que se notan más granitos de azúcar, quedando un delicioso sabor a caramelos.
 

 

Quise profundizar más en el tema de las gominolas de vino, pensando que serían una buena idea como postre. Sería como “comerse un chupito al final de la comida”. Me puse a buscar la receta en internet encontrando varias. Comparé los ingredientes que tenían todos hasta que al final conseguir unirlos y optar por estos que eran los que más se repetían.
 
 
 
 
 Aquí tenéis la receta.
 
Ingredientes:
-150 ml de vino.
-5 hojas de gelatina.
-240 gramos de azúcar.
 
-Aceite de oliva para untar el molde.
 
Fue toda una “experiencia deliciosa” el intentar elaborarlas. Días antes compré en el supermercado la gelatina, y os comento que me fue imposible encontrar las hojas de gelatina, teniendo que compras unas cajas de gelatina neutra en polvo. En las recetas no especifican el tipo de gelatina y cuando fui a comprarla, me encontré un motón de sabores diferentes de limón, naranja, fresa, entre otros. Elegí la neutra para que así el sabor fuera sólo del vino. En la receta ponía 5 hojas para 150 ml y en el sobre ponía la equivalencia de: 1 sobre igual a 6 hojas de gelatina. Al final terminé usando todo el sobre para cada elaboración que aquí tenéis. 
 
 
 
  •  1-Primero coloque todos los ingredientes encima de la mesa. Aunque tenía un resumen de las recetas de internet, quise experimentar un poco antes,  haciéndolas como ponía en las instrucciones del sobre de la gelatina. Cantidades: 500ml de vino, un sobre, dos tazas de azúcar. El momento ebullición fue todo un espectáculo de aromas. Me recordó a los vinos calientes alemanes con su desprendimiento de fruta rojo mezclado con la evaporación del alcohol. Lo dejé dos horas en el frigorífico para que con el frío pasará de estado líquido a sólido. 

 

 
 
 
 
Con ilusión, fe y entusiasmada esperé hasta el final, pero nada, el resultado era un flan de vino.
 
 
 
 
 
 
 
  •      2Volvía a intentarlo de nuevo, esta vez con las proporciones de la receta. Cantidades: 150 ml de vino, 1 taza de azúcar y un sobre de gelatina neutra.Eché en un bol unos 50 ml de vino junto con todo el contenido del sobre y el resto del vino, es decir, 100 ml más la taza de azúcar lo puse en un cazo a calentar hasta que estuviera en ebullición. Este momento fue estupendo, el vino y el azúcar al calentarse me recordaba a los algodones de azúcar de feria. 
 
 
 

 

 
 Desde el principio, me pareció más gominola que el primer ensayo, pero suprimí un elemento muy importante a la hora de desmoldarla. ¡El aceite! Y la presencia del aceite es super importante. Creí que no iba a ser necesario y lo obvié, pero hacía falta. No imaginaba que fuera tan difícil sacar la gelatina de un molde. 
 
 
 
 
 
 
  •     3- Pero como dicen ¡A la tercera va la vencida! Está vez modifiqué las cantidades de vino de la receta para hacerlo más consistente. En vez de 150 ml  utilice 100 ml de vino, además compré unos moldes de cubitos de hielo con forma de estrella para hacer las gominolas más pequeñas. Cantidades: 100 ml de vino tinto, una taza de azúcar, un sobre de gelatina que equivale a 6 hojas y un poco de aceite de oliva para el molde.
 
 

 

 
Esta vez puse aceite de oliva en el molde quitando el exceso poniéndolo boca abajo. Lo dejé enfriar en la nevera y ¡Voilá! ¡Gominolas de vino tinto! ¡Estrellas de azúcar!
 
El molde es de hacer cubitos de hielo pero sirve como molde para estos postres deliciosos y originales. La forma sale perfecta con esas cantidades y poniendo aceite. Las puse sobre un papel de cocina para que absorbiera el posible resto de aceite. 
 
 
 
 
 
  •      4– Ahora. ¡A por las gominolas de vino blanco! utilizando un vino de Cayetana ecológico con Aloe vera. Teniendo estas un sabor muy potente a fruta tropical.


 

 
 
 
¡Prueba conseguida! Un dulce cielo de vino blanco y tinto. 
 
 
 
Lo último sería el azúcar, al principio pensaba que se echaba por estética pero no, tiene su función. Si no se bañan en azúcar, las gominolas se pegan a los dedos. Ahora, quedaría decidir qué tipo de azúcar utilizar: si normal o azúcar glas. 
 
 
 
Decidí poner azúcar glas por la textura y el aspecto de bombón glase. 
 
 
 
 
Ingredientes finales:
-100 ml de vino.
-un sobre de gelatina neutra (equivale a 6 hojas).
-una taza de azúcar.
-aceite de oliva.
 
-azúcar glas. 
 
 
 
Ahora te toca ti hacerlas como postre para sorprender a tus amigos. 
 
Y a vosotros gracias por estar aquí.
Besos

PDT: Me gustaría que me comentarais vuestras experiencias con un mensaje. 

Aquí os dejo el enlace del podcast de Canal Extremadura Radio donde hablamos de la receta: «GOMINOLAS DE VINO»
 
Yolanda Hidalgo
 

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