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La primavera nos invade con la alegría del sol y el olor de azahar de las calles llenas de naranjos. Y viene acompañada de unos días especiales que forman la Semana santa en la que volvemos a disfrutar en familia de nuestras tradiciones; que como siempre, las saboreamos o endulzamos con los platos típicos de cada zona. Ricos potajes, el sabroso bacalao y el dulce y delicado olor de las natillas y de las torrijas: canela, leche y toques refrescantes de limón. Y como buen maridaje, todos los vinos extremeños que ensalzan y armonizan lo sagrado de estas celebraciones. Y si fusionamos en “sagrado matrimonio” la potencia de un vino y la dulzura de un delicado sabor, tenemos una torrija de vino. Asistamos a esta curiosa unión.
 
Lo primero que hay que hacer es colocar los ingredientes encima de la mesa, para ver de un vistazo si tenemos todo lo necesario. Primero, realicé la siguiente receta de internet:
 
 
 
 
500 ml de vino tinto.
3 huevos
Media taza de azúcar
Media taza de canela
La cascara de un limón
2 palos de canela en rama

Pan especial para torrijas

 
 
El día anterior fui a comprar el pan encontrando diferentes tipos, una en forma de barra de pan especial para estos dulces y otros como pan de molde corta ya en rebanadas. Compré las dos tipos diferentes de pan para saber cómo sería si las hacía con estos que te ofrecen así, ya que cuando hago las torrijas con leche utilizo el pan normal de casa, eso sí, de pueblo que tiene un diámetro de unos 15 centímetros y tarda mucho tiempo en ponerse duro. 
 
En las recetas especificaba que el grosor de las rebanadas tenía que ser de 2-3 centímetros. El tamaño del pan de molde me pareció demasiado grande para una porción, por eso, opté por cortarlo en cuatro trozos, genial para probarla sin tampoco excederse en estos días de semana santa con las natillas, pestillos, rosquillas y demás dulces.
 
 
 
 
 
El siguiente paso fue poner a cocer el vino con la cáscara de limón, la canela en rama y medía taza de azúcar. Explosión de aroma de canela mezclado con el limón y el vino tinto que hay que dejar unos 15 minutos cociendo. Después de colar y dejarlo enfriar en la nevera.

 

Y ahora viene lo bueno. Mezclar el pan con el vino, como dicen dice la “Biblia”, el cuerpo y la sangre de Jesús en contacto. Para hacerlo más cómodo, colocamos las rebanadas en una fuente un poco onda para poder echar encima el vino aromatizado con canela y cáscara de limón. El rojo sangre empapa lentamente el pan, convirtiéndose en uno sólo.
 


 

Llegado este momento, batimos los tres  huevos en un bol y ponemos a calentar  una sartén con abundante aceite de oliva.  Es mejor que sea de tamaño grande, para poder poner más o menos cuatro rebanadas pequeñas a la vez.
 



Mientras se va calentando el aceite, vamos pasando o sumergiendo las rebanadas en el bol de huevo batido, con mucho cuidado al darles la vuelta para que no se rompan.
 
 
 
 

 Ya queda menos para tener las torrijas listas para comerlas. Ahora tenemos que freírlas a fuego fuerte en la sartén e ir colocándolas en una bandeja con papel de cocina absorbente para quitar el exceso de aceite. Se fríen por ambos lados hasta dejarlas doraditas. 
 
 
 
 
 

Y por último, cogemos un bol donde pondremos el azúcar mezclándolo con canela para pasar después las torrijas y así  bañarlas con esta dulce y exótica mezcla.  
 
 
 
Y ya tenemos las torrijas de vino tinto. Un sagrado sabor divino.
 
 
 
Y  vosotros gracias por estar aquí. 

Pdt: me gustaría que me comentarais vuestras experiencias con la receta.

Aquí os dejo el enlace del podcast de Canal Extremadura Radio donde hablamos de la receta: «TORRIJAS DE VINO»

Yolanda Hidalgo

 
 



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