¡Ya estamos de Vendimia!, De la cepa a la copa o también dicho de otra forma estaré “de la ceca a la Meca” elaborando vinos. Otra aventura más para el cuaderno de bitácora.
Este año parecía que se iba a adelantar, debido a las altas temperaturas que hemos tenido en el mes de julio y agosto, pero empezamos igual que otros años. Las lluvias de los últimos días junto con la baja de temperatura, han hecho que la maduración fuera más lenta esta última semana, pero por fin, tenemos los parámetros analíticos para empezar.
La semana pasada se notaban los nervios prevendimia en el ambiente, todo era de “ayer para hoy”. Además, del trabajo de seguimiento en el campo, la organización de la bodega y del personal, se une la impaciencia de los viticultores y gerencia. Todos los días te hacen la misma pregunta ¿Cuándo empezamos? Y siempre les digo lo mismo “Cuando la uva esté”. Es ella la que pone la fecha. Y más nerviosos aún se ponen si ven algún remolque de uva pasar de alguna bodega. Te vienen a contar todos los “chascarillos” y te dicen que ya ha empezado a vendimiar la bodega “fulanita”. ¿Y nosotros cuándo? ¡Paciencia!. Las prisas nunca son buenas para nada.
Es muy importante ser un equipo en vendimia, se trabaja mejor estando unidos. Todos en este proceso desempeñamos un trabajo importante, tanto jornaleros, bodegueros como técnicos. Todos contribuimos con nuestro granito de arena a la elaboración de la añada 2019. La parte de campo donde se realiza la recogida de la uva, tiene que estar bien compenetrada con la parte de bodega que recibe la uva todos los días. Además, de la coordinación de los trabajos realizados dentro de la propia bodega; control analítico de fermentación diarios, descubes, prensados o trasiegos. Controlando cada etapa del proceso.
La ilusión es un sentimiento que se respira en vendimias. Estoy en la viña y vuelvo a ver los mismos vendimiadores de otros años. ¡Un año más aquí! Me dicen. Te hablan de sus hijos, algunos ya estudiando fuera, otros que se han comprado una casa o que se casan este año. ¡Es un momento entrañable! Y en la bodega pasa lo mismo, tantas horas juntos, que al final de campaña tienes un amigo en vez de un compañero de trabajo. En algunos casos, ¡claro!.
En cada bodega hay unas ilusiones y proyectos diferentes, pero todas tienen en común el trabajo bien hecho de todos por conseguir un buen vino. Es importante desde el que cortar la uva hasta el que supervisa temperaturas en los depósitos.
¡Ay, cómo pasa el tiempo! ya han pasado nueve meses desde la poda. ¡Todo un embarazo! Las cosas buenas requieren su tiempo y ahora es el momento de recoger el fruto de estos meses de trabajo en el campo, mimando y cuidando que la uva este sana.
Me despido con algunos fragmentos del poema “Aires de Vendimia” de José Manuel Monge.
Desde hace unos días no estoy sola. Me acompaña a cada momento y en cualquier lugar. Por la noche, en la carretera, de vuelta a casa al atardecer. Cerca de las parcelas que muestreo, en la parte trasera de la bodega, etc.
Es el ruido de las máquinas vendimiadoras, el ruido del trabajo, de proyectos cumplidos durante todo un año, el ruido de las ilusiones y el ruido del fruto esperando su momento final. Verlas trabajar es una enseñanza del bien hacer y un verdadero placer para todo aquel que sabe y quiere disfrutar del campo y de nuestros productos como es el caso de la vendimia.
El movimiento interior sacude suavemente las uvas, de forma que éstas se desprenden del racimo. Es como succionar la uva dejando el raspón en la cepasin dañar la planta. Aquí os dejo el vídeo de una vendimiadora muy sencilla, la llamada “arrastrada”.